Durante la II Guerra Mundial, los gobiernos de EE UU y Nueva Zelanda realizaron pruebas secretas de una bomba diseñadas específicamente para crear tsunamis, al objeto de arrasar las instalaciones militares de Japón. Esto es, al menos, lo que defiende el escritor neozelandés Ray Waru, quien afirma haber descubierto documentos desclasificados por su país que mencionan un extraño programa de 1944 bautizado como Project Seal, que escondía pruebas super secretas para inundar y destruir con olas gigantescas las bases que la armada nipona mantenía en Japón, con la intención de facilitar una invasión norteamericana del país asiático. En una entrevista para la cadena de radio ABC, Waru precisó que se efectuaron alrededor de 4.000 ensayos del misterioso artefacto, todos ellos en la península de Wanngaparaomuy cerca de Auckland, demostrándose la viabilidad del proyecto. Según el autor, no se trataba de una sola bomba, sino de una decena de ellas colocada en linea y a escasos kilómetros de la costa enemiga, proximidad que se habría traducido en olas de entre 10 y 12 metros. Pese a que el programa estuvo a punto de llevarse a practica, en 1945 fue desestimado debido a los riesgos que suponía para las tropas aliadas la detonación de los artefactos tan cerca de la costa japonesa. Meses después, con la seguridad que garantizaba hacerlo desde el aire y a gran altura, EE UU bombardeaba Hiroshima y Nagasaki.
Serch.
Texto extraído del ejemplar "Año Cero" de Febrero 2013
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